Buscar este blog

sábado, 20 de febrero de 2016

FUI

Creo que fui excesivamente precavido, de una timidez inocente y torpe, difícil de abordar. Escondí mi vida casi siempre  y me refugié en la soledad de mis noches. Pensaba que era cuestión de esperar.

Me enseñaron que el mérito consistía en jugar bien, y limpio,  y así se evitaba el fracaso. No sé… puede ser que haya sido un ingenuo, o un iluso, o simplemente, no haya nada que lamentar.

Creo que fui estúpidamente generoso, incluso de manera absurda, con quien no lo merecía. No fui atrevido y no fui generoso en el esfuerzo para lo que realmente me debió preocupar.

Nunca tuve claro mi lugar. O no lo encontré. Nunca fui un charlatán, porque es incompatible con la auténtica timidez. Nunca supe en qué consistía el verdadero triunfo. Nunca supe ganar. Ni luchar.
  
Prolongué mi juventud todo lo que pude, y los sueños perduraron en mi alma hasta que noté la derrota en las erosiones de mi rostro.

Ahora no quiero reconocimientos  ni comprensión. No quiero premios. No quiero hablar, y no me gusta el aire que se respira en la calle.  

Y, de momento, no puedo hacer otra cosa que no sea elevarme y mirar hacia atrás.  Y proteger a mis hijos en su viaje hacia delante. Y… después, ya veremos lo que hay.


No hay comentarios:

Publicar un comentario