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domingo, 17 de septiembre de 2017

SENSACIONES

El suave y limpio tacto de las sábanas de la infancia. El sonido de un grillo incrustado en medio de la serenidad de una noche estival. El entusiasmo adolescente con que se afronta una mañana de excursión con amigos. La sal de la mar pegada a tu piel. La luz de la luna iluminando tu mejor noche. La profunda humedad de la boca de aquella guapísima joven. El erotismo desbordante en la mirada de aquel baile. La extraña visión de la cara de tu amante que se embellece por el líquido vidrioso de sus lágrimas satisfechas. La ilusión frente a la próxima película que pueda abrirte el mundo. El roce en la mejilla de la débil lluvia de un día gris de otoño. Unas relajantes risas de sobremesa que ignoran por completo todos los miedos. Correr detrás del culo desnudo de un hijo tuyo. 

Estas y otras sensaciones parecidas se reunirán un día en un punto del cerebro para ser transportados a un soporte digital y alcanzar así la inmortalidad. O puede que eso no pase nunca y se pierdan para siempre; en este caso, estas palabras serán lo único que quede de aquellas sensaciones que una vez  tuvieron lugar en la mente de un hombre ilusionado e inocente.